domingo, 9 de abril de 2023

CENTRO DE SANACION ESPIRITUAL YURAQKMAYU

 La medicina ancestral fue el pilar supremo de la espiritualidad andina, herencia de nuestros ancestros, sabiduría que pervive aun con toda la modernidad que intenta opacarlo.

somos chamanes caminantes sanadores que ocupamos nuestra  vida en aprender y compartir esta magia que fue heredado por nuestros abuelos y sabios que a lo largo de la historia siempre estuvieron ahí.

NUESTRAS CEREMONIAS 

                                      Ofrendas a la madre tierra PACHAMAMA

DESPACHO SANTA TIERRA
DESPACHO SANTA TIERRA

                                                                       



                                                                        Limpias


DESPACHOS KUTI HUESCCA


MUSICOTERAPIA







miércoles, 26 de marzo de 2014


ABUNDANCIA 3

La mejor victoria es aquella en la que ganan todos. (Salomón)

El viejo paradigma de Economía afirmaba que si una persona obtenía una ganancia, otro ser, en alguna parte del mundo tenía necesariamente que experimentar una pérdida de la misma cuantía. Daba igual que se tratase de dinero u otro bien tangible porque, en realidad, se estaba haciendo referencia a un mundo de recursos limitados. Por ejemplo, en un planeta en el que existen 100 personas y hay 100 manzanas, si una de ellas come 3 unidades, lo está haciendo a costa de otras dos que necesariamente carecerán de su particular manzana. A este modelo de pensamiento se denominaba “ganar-perder”, es decir, que si alguien gana, simultáneamente alguien pierde. Sin duda, un modelo mental que señalaba una conciencia de escasez.

Actualmente sabemos que los recursos no son necesariamente limitados. La investigación y el desarrollo sostenido propician la nuevas fuentes de energía y factores de riqueza renovables. En este sentido, el nuevo paradigma se denomina ganar-ganar y viene a decir que cuanta más riqueza se crea, más se estimula, a su vez, la ganancia general de todos aquellos con que ésta interacciona. Un ejemplo suele atisbarse cuando se observa que las tendencias de crecimiento no sólo afectan a una empresa, sino a todo el sector de la misma actividad.

Cuanto mayor es el número de personas que realizan una determinada práctica, mayor es la influencia de energías sutiles, también llamadas campos morfogenéticos, que movilizan la totalidad. Por ejemplo, cuanta más gente conduce, aprende Informática, practica Aeróbic o se ejercita en la Meditación, más fácil resulta aprender dicha técnica a los nuevos principiantes que se inician. Lo mismo sucede con las actividades comerciales, por ejemplo, cuantas más librerías existen en un barrio, más cantidad de libros se venden en el conjunto final e todas.

Dejando a un lado la economía de los cuántos y abordando la índole esencialista de las cosas, se puede afirmar que, ante los problemas de desigualdad en el mundo, es posible encontrar soluciones tan justas como luminosas en las que todas las partes ganen. Aunque no lo parezca, todo ser humano es capaz de generar riqueza para sí mismo y el conjunto.

Finaliza la era del vencedor y el vencido. Todos ganan y son vencedores en su particular resultado, aunque, a veces, para cada una de las partes, el hecho de ganar señale aspectos diferentes. La victoria es global y el Universo es un juego de interdependencias en las que todo afecta a todo y es, a su vez, causa de todo. Cualquier victoria puede beneficiar simultáneamente al ego y al alma, al cuerpo y a la mente, a la parte y al todo. El nuevo objetivo está en cultivar un modelo de pensamiento que tenga en cuenta a todas las partes y enfoque la energía de manera, no sólo particular, sino también global. Es decir, un patrón de crecimiento integrador e incluyente.


El antiguo modelo mental de carácter excluyente, formulado en “agrio-o-dulce”, ha sido superado en la nueva integración “agrio-y-dulce”, es decir, agridulce. Una energía de síntesis que compatibiliza lo que era anteriormente considerado como incompatible. Se trata de un aspecto integrador del que se vale la Evolución para saltar a un nuevo estadio de conciencia que contenga implícito los anteriores y, además,  exprese una cualidad distinta y mayor que la simple suma de sus partes. Un paradigma de pensamiento y creación de realidad en el que todos juegan y todos ganan.

lunes, 24 de marzo de 2014


ABUNDANCIA 2

La auténtica riqueza de un ser humano es el bien que hace al mundo. Mahoma

Si la riqueza parece consistir en tener “muchas cosas” como estado de abundancia que parece prometer la felicidad, habrá que preguntarse qué es lo que hace realmente feliz al ser humano. Y al querer responder a ello, uno mismo topa con toda una jerarquía de necesidades en las que, tal vez, la cantidad de cosas no es tan relevante como la calidad y cualidad de las mismas.

En el escalón más básico, la riqueza sirve para cubrir la necesidad de alimento que, como a todo “bebé existencial”, es lo que configura su mundo. Una vez resuelto esto, se asciende al escalón de las emociones desde el que se considera rico a un ser que ignora el aislamiento y la carencia afectiva. En un escalón todavía superior, la riqueza tendrá que ver con el nivel mental de autoestima y la consiguiente auto-confianza que posibilita un eficaz logro de objetivos y metas.

Conforme la Humanidad resuelve las necesidades pertenecientes a los escalones básicos de alimento, afecto, sentimiento de pertenencia y autoestima, nacen otras más elevadas o meta-necesidades que conforman el sentido de la vida y la optimización de las capacidades más insospechadas del alma humana. Si las necesidades de nivel inferior no están resueltas, las de nivel superior ni tan siquiera asoman en la consciencia. Es por ello que resulta estéril, por ejemplo, intentar involucrar a un mendigo en el problema ecológico del Amazonas. Ni lo siente ni le importa.

La necesidad de autorrealización se define como un impulso hacia el desarrollo de todas aquellas potencialidades de que disponemos como seres humanos. La capacidad de materializar nuestro propósito central, de descubrir nuestra misión en la vida y cumplirla, y de convertir en realidad nuestras utopías más íntimas, suponen un objetivo que señala la riqueza esencial con mayúsculas. Una riqueza basada en la capacidad de sosegar la mente y expandir la consciencia.

Si se da un paso más en la jerarquía de necesidades, sucede que muchas personas, sin pretenderlo, acceden a la llamada experiencia cumbre. Se trata de una vivencia en la que el sujeto trasciende el espacio y el tiempo del ego racional y, durante un episodio de mayor o menor duración, se instala en un estado de infinitud y totalidad del que se derivan consecuencias extraordinarias. Haber “viajado” de manera imprevista al plano en el que la contradicción dualista se trasciende, conlleva la eliminación del miedo a la muerte y, a menudo, el desarrollo de facultades psíquicas insospechadas. Una vez que se ha experimentado tal nivel de conciencia, el sujeto vive en la certeza de que eso es y existe, aunque no se controle la posibilidad de repetir a voluntad tal experiencia.


El espíritu de servicio y el desarrollo espiritual provienen asimismo de motivaciones que brotan del ático de la mente humana. Se trata de niveles que han sido cartografiados por seres considerables como vanguardia de la supraconciencia. Seres que han legado un testimonio de amor y lucidez en el que la propia riqueza es sinónimo de la capacidad tanto de crecer como de ofrecer. Cuando la vida está orientada hacia el desarrollo interior, capacita a hacer remitir tanto el sufrimiento propio como el ajeno, convirtiendo a los individuos conscientes en anónimos maestros y terapeutas. Se trata de hombres y mujeres de aspecto común cuya riqueza está basada en la capacidad de auto-facilitarse la apertura de la propia crisálida y la de acompañar a sus próximos en tal delicado proceso de “ginecología del alma”. Un mundo en el que la riqueza consiste de experimentar el supremo gozo de ser útil a la liberación del sufrimiento humano mediante la evolución de la conciencia.

domingo, 23 de marzo de 2014






ABUNDANCIA

Nunca se da tanto como cuando se da seguridad y confianza.  Anatole France.

La mente humana suele tender a anticipar desgracias. Y sucede que cuando sufrimos antes de lo necesario, sufrimos más de lo necesario. Las estadísticas afirman que el noventa por ciento de nuestros sufrimientos los causan cosas anticipatorias que no han sucedido ni van a suceder. Si uno observa su mente, comprobará que funciona de manera fugaz e inquieta. Se mueve yendo y viniendo entre el pasado y el futuro y discurre rápida entre los polos de la antelación y la memoria. Pero tal función no tiene por qué conllevar la anticipación sufridora que, a menudo, tortura a muchas personas.

La mente cuida de nuestro cuerpo, revisando velozmente registros pasados, a la vez que los proyecta en sucesos por venir. Una función que, aunque nos protege de peligros y previene riesgos, puede generar pensamientos infundados acerca de desgracias venideras. No tenemos más que el presente. El estado de pre-ocupación es estéril, ya que lo apropiado es ocuparse, no pre-ocuparse que es lo mismo que ocuparse antes de tiempo. Recordemos que somos más felices y eficaces creando soluciones que dando vueltas en torno a los problemas. Entretanto, ¿qué mejor que abrir el corazón a la esperanza?.

Una mente que procesa el problema, que se acerca una y otra vez a éste y no crea soluciones, es una mente incompetente e incompleta. Una mente sana observa el problema y, rápidamente, lo suelta para reorientarse de inmediato hacia el vislumbre de las soluciones que correspondan. El miedo y la tensión, tan sólo cumplen su verdadera misión cuando movilizan la inteligencia hacia la acción que convenga.

Mantengamos la atención para no “engancharnos” al problema, ya que una vez “visto” éste, donde realmente tenemos que poner nuestra visión es en las soluciones certeras. No miremos tanto al veneno como al antídoto. Y, si al principio éste no se ve, tal ausencia no quiere decir nada. Por el mero hecho de “mirar” dicho espacio, los remedios y soluciones aparecerán progresivamente en la consciencia. Aquello en lo que uno enfoca su atención tiende a crecer, se trate de solución o se trate de problema.

Cuando se quiere ayudar a una persona cuya mente se siente amenazada por problemas venideros, lo mejor que puede hacerse es ayudar a dicha mente a que se torne clara y confiada. De esta forma, estará más capacitada para enfrentar las pruebas que se avecinen con ecuanimidad y eficacia.

Entonces, ¿qué mejor apuesta que fomentar los recursos del ahora? Sin duda, el sentimiento de confianza es la mejor opción de nuestra mente y es el gran rasgo de la inteligencia del alma. La confianza es complicidad y comunión con una sintonía más amplia. La confianza es sintonía con ese Poder tan grande que mueve los átomos y las galaxias. Vivir en la confianza es sentir que, llegado el momento de las encrucijadas, uno sabrá hallar las claves y decidirá lo que entonces haga más falta. La confianza es saber que el tiempo va a favor y que, cada día, nuestra mente es más competente y sabia. Y de la misma forma que el Universo se expande a velocidades infinitas, nosotros también nos abrimos a lo que, en realidad, somos: Observadores del gran regalo de la consciencia.

Recordemos que al final, todo se arregla, y que, en realidad, nunca pasa nada. Además, si uno reflexiona, termina por reconocer que el dolor y las pérdidas pasadas abrieron nuevas avenidas internas por las que se expandió la consciencia. El dolor que tuvimos que soportar, acompañado de pérdidas, vació nuestro ego y “pinchó” ilusiones que nos esclavizaban. Más tarde, cuando las burbujas se desvanecen, sentimos mayor ligereza y vibramos en la sintonía del alma.

viernes, 21 de marzo de 2014


ALEGRIA

La alegría compartida es doble alegría. El dolor compartido es medio dolor.
Tiedge

Cuando éramos niños, ¿quién de nosotros no corrió a contar a papá y mamá que había ganado una medalla? y ¿quién no guarda como un tesoro esa noticia dichosa que arde en deseos de compartir al llegar a casa? Sin duda, alegrías que nos hacen felices y que, al compartirlas con nuestros seres queridos, las vemos insólitamente multiplicadas. Cuando la alegría nos llena exclamamos: ¡Soy feliz! ¡Desearía tanto que todos fuesen felices! ¡Que todos mis amigos lo sepan!

Pero en el otro platillo de la balanza, ¿qué sucede con el dolor?, ¿quién no ha sentido alivio al compartir su duelo? Sabemos que expresar los sentimientos de las múltiples pérdidas que acompañan nuestra vida, alivia el dolor y cicatriza las heridas del alma. ¿Por qué lloras? ¡Cuéntame!

Compartir el dolor no significa quejarse. Conviene saber que, mientras el hecho del desahogo descontrae tensiones y disuelve la crispación interna, la queja, por el contrario, debilita al que la ejerce y hace descender el nivel inmunológico del sistema. La queja conlleva una actitud de dependencia y victimismo que, si se practica y no se corrige, corre el riesgo de hacerse crónica. En realidad, la queja encubre devaluación y negación de la propia capacidad para resolver los problemas. La queja solicita, sutil y manipuladoramente, un apoyo ajeno basado en la pena y en la dependencia. Todo un virus mental que además de no resolver nada, debilita el cuerpo y el alma.

Compartir el dolor con sinceridad y sin asomo de queja supone responsabilizarnos de nuestra vida y afirmarnos en la superación de los problemas. Expresar el dolor es hacer aflorar la vulnerabilidad y la consiguiente grandeza que nuestra humanidad conlleva. Compartir los momentos oscuros supone enfrentar realidades internas que, en otro momento, nos habrían parecido poco “comerciales” para nuestra imagen en venta. El “desahogo” nada pide, tan sólo solicita atención y escucha para poder convertir en palabras los oscuros sentimientos de confusión y congoja. Uno sabe que conforme más capaz se es de nombrar el dolor, más control se tiene sobre la raíz de las propias penas. Es por ello que conforme se comparte dicho sentimiento se retoma la perspectiva y se ordenan las ideas en nuestra cabeza. De nuevo, recuperamos la distancia del espectador pleno de desapego y calma.

El verdadero crecimiento supone superar el narcisismo que nos convierte en el centro dramático de nuestras vidas. El ser humano es tan sociable por naturaleza que cuanto mayor sea el nivel de comunicación, mejor será el aprendizaje y el desarrollo de sus facultades plenas. En realidad, el Universo es un conjunto de relaciones entre átomos, planetas, estrellas y personas. Una danza de infinitas partículas que tejen la gran malla de la Realidad que como red holográfica, vibra en el gran juego de las interdependencias.


Cuando uno se siente feliz, puede optar por ofrecer al Cielo su propia dicha permitiendo que los campos de energía se expandan por el Planeta. Tal vez, se nos ocurra pensar que nuestra oleada de paz está llegando allí donde alguien asolado pueda recibir una suave caricia en su cara. ¿Acaso hay mayor satisfacción que regalar nuestra alegría de manera anónima? Y por el contrario, cuando uno siente el dolor nacido por la propia sacudida del alma, puede levantar la mirada al Universo y optar por respirar durante unos minutos. Respirar profundamente mientras todas las estrellas son conscientes de que el dolor que llegó... ya pasa.

el chamanismo


LA TRADICION IGNORADA DE LA CIENCIA ALOPATA
Los chamanes no han sido tomados en serio por la mayoría de los médicos alópatas, a pesar de que muchas tradiciones chamánicas han desarrollado sofisticados modelos de curación a lo largo de los siglos. Además, dichos modelos han sido lo suficientemente flexibles como para sobrevivir en contacto con la medicina alopática, e incluso para incorporar la práctica de la misma. Pocos son, en cambio, los facultativos alopáticos que hayan incorporado la sabiduría chamánica en la práctica de su medicina, lo que pone en cuestión no sólo sus prejuicios sino su flexibilidad.
A excepción de sus conocimientos de herboristería, en general el chamanismo ha sido ignorado o ridiculizado por el mundo médico y académico. No obstante, los chamanes han sido los primeros curadores del mundo, los primeros diagnosticadores, los primeros psicoterapeutas, los primeros funcionarios religiosos. Los chamanes pueden ser definidos como curanderos indígenas que alteran deliberadamente su conciencia a fin de obtener conocimiento y poder proveniente del «mundo de los espíritus», para ayudar y curar a los miembros de su tribu.
Hay métodos chamanicos de curación que guardan un estrecho paralelismo con la terapia conductista contemporánea, la quimioterapia, la interpretación de los sueños, la terapia familiar, la hipnoterapia, la terapia ambiental y el psicodrama. Es evidente que los chamanes, los psicoterapeutas y los médicos tienen más en común de lo que generalmente se supone. Sin embargo, para el chamán, la dimensión espiritual de la curación es de extrema importancia, mientras que los médicos y los psicoterapeutas suelen ignorarla por completo. A menudo los chamanes rescatan almas perdidas, se comunican con los espíritus, hacen hincapié en la interconexión de sus pacientes con la comunidad y con la tierra, facilitan la purificación espiritual a quienes hayan violado tabúes sociales, interpretan sueños y visiones, y subrayan la importancia del crecimiento espiritual como objetivo personal en la vida, y la de ser útil a la humanidad y a la naturaleza. Estas funciones raramente adquieren importancia, ni tan sólo respetabilidad, en el mundo ideológico de los médicos alopáticos occidentales y otros especialistas de la salud.

agradecimiento especial a el mistico.com.ar